HISTORIA DEL ARTE

Arquitectura

Arquitectura del Renacimiento o renacentista es aquella diseñada y construida durante el período artístico del Renacimiento europeo, que abarcó los siglos XV y XVI. Se caracteriza por ser un momento de ruptura en la historia de la arquitectura, en especial con respecto al estilo arquitectónico previo: el gótico; mientras que, por el contrario, busca su inspiración en una interpretación propia del arte clásico, en particular en su vertiente arquitectónica, que se consideraba modelo perfecto de las Bellas Artes.

Produjo innovaciones en diferentes esferas: tanto en los medios de producción (técnicas de construcción y materiales constructivos) como en el lenguaje arquitectónico, que se plasmaron en una adecuada y completa teorización.

Otra de las notas que caracteriza este movimiento es la nueva actitud de los arquitectos, que pasaron del anonimato del artesano a una nueva concepción de la profesionalidad, marcando en cada obra su estilo personal: se consideraban a sí mismos, y acabaron por conseguir esa consideración social, como artistas interdisciplinares y humanistas, como correspondía a la concepción integral del humanismo renacentista. Conocemos poco de los maestros de obras románicos y de los atrevidos arquitectos de las grandes catedrales góticas; mientras que no sólo las grandes obras renacentistas, sino muchos pequeños edificios o incluso meros proyectos, fueron cuidadosamente documentados desde sus orígenes, y objeto del estudio de tratadistas contemporáneos.

El espíritu renacentista evoca las cualidades intrínsecas del ser humano. La idea de progreso del hombre - científico, espiritual, social - se hace un objetivo importante para el periodo. La antigüedad clásica redescubierta y el humanismo surgen como una guía para la nueva visión de mundo que se manifiesta en los artistas del periodo.

La cultura renacentista se muestra multidisciplinar e interdisciplinar. Lo que importa al hombre renacentista es el culto al conocimiento y a la razón, no habiendo para él separación entre las ciencias y las artes. Tal cultura se mostró un campo fértil para el desarrollo de la arquitectura.

La arquitectura renacentista se mostró clásica, pero no se pretendió ser neoclásica. Con el descubrimiento de los antiguos tratados (incompletos) de la arquitectura clásica (de entre los cuales, el más importante fue De Architectura de Vitruvio, base para el tratado De re aedificatoria de Alberti), se dio margen a una nueva interpretación de aquella arquitectura y su aplicación a los nuevos tiempos. Conocimientos obtenidos durante el periodo medieval (como el control de las diferentes cúpulas y arcadas) fueron aplicados de formas nuevas, incorporando los elementos del lenguaje clásico.

El descubrimiento de la perspectiva es un aspecto importante para entender el periodo (especialmente la perspectiva cónica): la idea de infinito relacionada con el concepto del punto de fuga, fue profusamente utilizada como herramienta escénica en la concepción espacial de aquellos arquitectos. La perspectiva representó una nueva forma de entender el espacio como algo universal, comprensible y controlable mediante la razón. El dibujo se hizo el principal medio de diseño y es así como surge la figura del arquitecto singular (diferente de la concepción colectiva de los maestros de obra medievales). Los nuevos métodos de diseñar los proyectos influyeron en la concepción espacial de los edificios, en el sentido en que las percepciones visuales podían ser controladas y enfatizadas desde puntos de vista específicos. El poder representar fielmente la realidad mediante la perspectiva, no se limitó a sólo describir las experiencias conocidas, sino también a anticiparlas posibilitando proyectar imágenes de características realistas.

Entre los principales arquitectos del Renacimiento se incluyen Vignola, Alberti, Brunelleschi y Miguel Ángel.

Pintura

La pintura renacentista abarca el período de la historia del arte europeo entre el arte de la Edad Media y el barroco. Como todo el arte del Renacimiento, la pintura de esta época está relacionada con la idea de volver a la antigüedad clásica, el impacto que tuvo el humanismo sobre artistas y sus patronos, gracias a la adquisición de nuevas sensibilidades y técnicas artísticas.

Hay una serie de características que distinguen la pintura renacentista de su inmediata antecesora, la pintura medieval.

-Evocación de lo antiguo, cuya belleza idealizada pretendían tomar como ejemplo.
-Observación viva de la naturaleza. Los cuadros se sitúan en paisajes naturales que se intentan recrear con fidelidad, o en marcos arquitectónicos, en los que columnas, frontones, palacios y templos sirven de excusa a alardes de perspectiva.
-La figura humana se convierte en centro y medida de todas las cosas. El estudio de la anatomía, incluso la realización de autopsias, ayuda a los artistas a comprender la realidad del cuerpo humano y sus mecanismos de movimiento, de manera que lo representan de forma más realista pero normalmente, idealizada.
-Dominio de la perspectiva, y de las técnicas compositivas.
-Los efectos de luces y sombras como el claroscuro o la grisalla. De ahí técnicas nuevas como el esfumado (efecto brumoso, técnica en la que destacó Leonardo da Vinci).
-Continúan realizándose decoraciones murales al temple y al fresco.
-Se extiende el uso del lienzo, que es más económico que la tabla. Los grandes retablos, en que cada cuadro es parte de un tema más amplio, pierde presencia, en favor del cuadro único, bien como tabla de altar, bien como lienzo. Se adopta de manera casi exclusiva la pintura al óleo. Jan Van Eyck sin haberla inventado, mejora la técnica de la pintura con este material. En Italia, sin embargo, se conserva la pintura sobre tabla y la técnica del temple en la pintura llamada ≪de caballete≫. Es principalmente en Venecia donde, por influencia flamenca, se introduce el uso del óleo.3
-Si en la Edad Media la pintura fue de manera casi exclusiva religiosa, en el Renacimiento se introducen nuevos temas, como los mitológicos, alegorías y temas históricos. Aparece el desnudo, no por sí mismo sino en el marco de una pintura de naturaleza por ejemplo mitológica. Siendo la iglesia católica uno de los principales mecenas de la época, no dejan por ello de pintarse cuadros religiosos. Se cultiva con extraordinario vigor el retrato con maestros como Tiziano o Antonio Moro. En esta época empiezan, tímidamente, otros géneros considerados menores, como el paisaje o el bodegón, entendidos en el Renacimiento como un elemento subordinado frente a la historia, algo accesorio.

Escultura

La escultura en el Renacimiento tomó como base y modelo las obras de la antigüedad clásica y su mitología, con una nueva visión del pensamiento humanista y de la función de la escultura en el arte. Como en la escultura griega, se buscó la representación naturalista del cuerpo humano desnudo con una técnica muy perfeccionada, gracias al estudio meticuloso de la anatomía humana. En Italia convivieron por igual los temas profanos con los religiosos; no así en otros países como España y Alemania, donde prevaleció el tema religioso.

El cuerpo humano representó la Belleza absoluta, cuya correspondencia matemática entre las partes se encontraba bien definida, y el contrapposto fue utilizado constantemente desde Donatello a Miguel Ángel. En esta época es cuando se dio prácticamente la liberación de la escultura del marco arquitectónico, los relieves se realizaron con las reglas de la perspectiva y se mostraban a los personajes con expresiones de dramatismo que llevaban a la sensación de gran terribilità en los sentimientos expuestos en las esculturas de Miguel Ángel, como en el rostro de su David.

Un papel fundamental fue la figura del mecenas, representados por la iglesia y personajes de la nobleza que obtenían con su mecenazgo prestigio social y propaganda política, y abarcó todos los temas: religiosos, mitológicos, de vida cotidiana, retratos de personajes, etc.

Reapareció con el Renacimiento la glíptica greco-romana, que se había olvidado casi por completo durante la Edad Media en la labra de piedras finas (salvo algunas muestras de arte bizantino), y desde el siglo XVI se labraron preciosos camafeos de gusto clásico, tan perfectos que, a veces, llegan a confundirse con los antiguos. No obstante, apenas sí alcanzó a restablecerse el uso de los entalles de piedra fina, tan predilectos de las civilizaciones griega y romana. Estos pequeños relieves sirvieron como modelo, una vez agrandados, para la decoración por parte de escultores en grandes medallones para palacios de Italia y Francia.