HISTORIA DEL ARTE

Arquitectura

La arquitectura románica fue el primer gran estilo arquitectónico creado en la Edad Media en Europa después de la decadencia de la civilización grecorromana. Su desarrollo estaba completamente establecido alrededor de 1060, pero los primeros signos de cambio fueron diferentes según las regiones y no hay consenso sobre una fecha para sus inicios, que van desde el siglo VI hasta el siglo XI. Tendrá varias etapas, fundamentalmente dos, conocidas como primer románico (o románico temprano o lombardo) y segundo románico (o alto románico o románico maduro). La arquitectura gótica fue el estilo que le sucedió gradualmente a partir del siglo XII.

El dinamismo monástico, las profundas aspiraciones religiosas y morales y la espiritualidad de las rutas de peregrinación en una Europa que había recobrado la paz, presidieron el nacimiento del arte románico y contribuyeron a convertirlo en un estilo verdaderamente nuevo, dotado de una profunda originalidad. La voluntad de liberar a la Iglesia de la tutela de los poderes seculares, las cruzadas, la reconquista cristiana en España con el colapso del califato de Córdoba, la desaparición del patrocinio real y principesco hicieron del arte románico el arte de toda la cristiandad medieval.

En una Europa rural con escasos recursos materiales y técnicos, en ese período se construyeron muchos castillos y fortalezas, pero fueron muchas más las nuevas iglesias levantadas en ciudades y aldeas. Los monasterios y abadías contribuiran siendo verdaderas factorías de desarrollo económico. Las más significativas fueron las grandes iglesias abaciales, muchas de ellas todavía en pie, más o menos completas y con frecuencia en uso,2​ destacando el empuje de una innovadora y ambiciosa abadía borgoñona, Cluny, que desde allí irradiara a todo el continente. La enorme cantidad de iglesias construidas en el período románico fue sucedida por el período todavía más ocupado de la arquitectura gótica, que reconstruyó, parcial o totalmente, la mayoría de las iglesias románicas en áreas prósperas como Inglaterra y Portugal. Los mayores grupos de edificios románicos que se conservan están en las áreas que fueron menos prósperas en los periodos que siguieron, incluyendo partes de la Francia meridional, de la España norteña y de la Italia rural. La supervivencia de casas y palacios románicos no fortificados seculares, y de los cuartos domésticos de los monasterios es mucho más rara, pero en ellos se utilizaron y adaptaron las mismas características encontradas en los edificios religiosos, a una escala doméstica.

A nivel técnico, se pasó de la piedra partida con martillo al aparejo de piedra tallada y al desarrollo del pilar compuesto. En el plano arquitectónico, el arte románico introdujo la fachada armónica, la cabecera con deambulatorio, las bóvedas de medio cañón y apuntadas, de aristas y crucería con sus contrafuertes. La arquitectura románica combinó varias características de los edificios antiguos romanos y bizantinos con otras tradiciones locales, siendo reconocible por su cualidad masiva, sus gruesos muros, la falta de la escultura, los arcos de medio punto y los pilares robustos, las bóvedas de aristas, las grandes torres y las arcadas decorativas, a veces con banda lombarda. Básicamente de esa época se conserva una arquitectura religiosa en piedra, que estílisticamente es posible caracterizar por el uso del arco de medio punto como la reinterpretación del antiguo arco romano. Las columnas que soportan los arcos son generalmente cilíndricas y están rematadas con capiteles a menudo tallados con representaciones de animales, plantas y símbolos o más o menos geométricos. Cada edificio tiene formas claramente definidas, con frecuencia de una planta muy regular y simétrica; el aspecto general es de simplicidad en comparación con los edificios góticos que les van a seguir. El estilo se puede identificar a través de Europa, a pesar de las características nacionales y regionales y de los diferentes materiales empleados.

Pintura

Pintura románica es la denominación historiográfica​ de las manifestaciones pictóricas del periodo considerado convencionalmente como "Románico" en Europa Occidental (la cristiandad latina); de forma restrictiva se limita a los siglos XI y XII, aunque puede extenderse a los periodos denominados convencionalmente como "Prerrománico" (siglos V al X) y "Tardorrománico" (siglo XIII, coexistiendo con el denominado convencionalmente como "Gótico").

Los temas, muy repetidos, son casi únicamente religiosos y se encuadran en una función didáctica imprescindible dado el analfabetismo generalizado, además de incluir contenidos alegóricos sólo accesibles a una minoría iniciada (la élite monacal y el alto clero).

El origen de las formas y la iconografía es doble: el mosaico bizantino, revitalizado en el Sur de Italia; y la tradición altomedieval de iluminación de manuscritos en los scriptoria monásticos de España, Irlanda y Centroeuropa. La plástica románica está dominada por el horror vacui, la necesidad de llenar los espacios vacíos, tanto en las páginas de los manuscritos como en los muros de las iglesias, de formas y colores; preferentemente formas sintetizadas y simétricas, delimitadas por trazos rígidos (contornos de líneas negras), y colores puros y brillantes, lo que se ha interpretado como una reacción a la oscuridad tanto de los edificios como del ambiente vital.​ En entornos convencionales, sin sombras ni profundidad, con poca o ninguna representación de paisaje, y sin perspectiva lineal (pero sí perspectiva jerárquica), las figuras son hieráticas y simplificadas (por ejemplo, los pliegues paralelos, los rasgos faciales idénticos), yuxtapuestas y frontales, multiplicadas en ritmos repetitivos (como también hace la decoración abstracta en bandas, cenefas o grecas); un conjunto de rasgos que produce un efecto de intemporalidad y ubicuidad, interpretado a la vez como dramático e ingenuo o primitivista, que fascinaba a las vanguardias del siglo XX. Por el contrario, muy poco valorado era este estilo desde los siglos finales de la Edad Media, siendo reemplazado por obras posteriores e incluso destruido (muchas veces junto con su entorno arquitectónico); lo que trajo como consecuencia que, salvo excepciones (como el Panteón de reyes de San Isidoro de León), la mayor parte de los ejemplos que han llegado hasta la actualidad sean en realidad los menos importantes, frescos de pequeñas iglesias rurales en zonas alejadas de los grandes centros artísticos, que a veces se han preservado precisamente por haberse cubierto para dejar la pared encalada.

Aunque con una gran variedad expresiva, entre la calma majestuosa y severa y la agitación delirante y visionaria, la románica es una pintura fuertemente distorsionada y estilizada, con muy pocos restos de la calidez naturalista y humanizadora apreciable tanto en el arte clásico de la Antigüedad como, más tarde, en la pintura gótica.

Escultura

La escultura románica, se inserta en general, dentro de las metas artísticas del movimiento del arte románico, incluida la comunicación entre la Iglesia católica entre los fieles, monjes y dinastías califales de la época lo que es el reino de Dios en la tierra y el templo. Así, la escultura tuvo una estrecha relación con la arquitectura, insertándose como un elemento complementario, y se dedicó principalmente a la enseñanza de las escenas bíblicas con relieves de piedra que fueran comprensibles para los creyentes laicos. Esta actividad se desarrolló entre el siglo XI y el XII, en correspondencia con las diferentes partes de Europa, del siglo XII o la primera mitad del XIII.

Es el románico del siglo XI, en el que se dan a conocer las primeras obras de escultura monumental que se presentan desde el siglo V, periodo en el que dejan de existir piezas de bulto redondo (piezas tridimensionales) y observan un aumento de la producción de pequeña escultura y trabajos en metal, desarrollados durante el período prerrománico.

El empuje del nuevo factor de producción de la escultura fue la ruta de peregrinación hacia la Catedral de Santiago de Compostela, a lo largo del cual se levantaron nuevas iglesias bajo la organización de la Orden de Cluny. Estos templos fueron construidos en lugares de paso en este periodo de fervor religioso, para una acogida espiritual de peregrinos y la exposición de las reliquias. Francia y el norte de España son también lugares donde se puede ver los ejemplos de la primera producción de la escultura románica aplicada a la arquitectura. Además de la piedra, la madera fue un material importante para la construcción de iglesias sobre todo en la parte norte de Europa y para las imágenes exentas de devoción o de altar que pocas veces se trabajaron en piedra, la madera policromada fue el material más utilizado y, a veces, estaba recubierta con metales de bronce o plata. Al principio del periodo románico, para los teólogos como Rabano Mauro, los buenos artesanos debían instruir con sencillez y emocionar con la expresión vigorosa de su arte.